Identidad
20.11.2011 23:05
Según datos aportados por el Programa de Desenvolvimiento de las Naciones Unidas (PNUD) no hay en el mundo una sola sociedad donde los hombres y las mujeres dispongan de los recursos de forma equitativa. El mismo organismo indica que el acceso de hombres y mujeres a las oportunidades laborales, a la educación, a la salud, a la nutrición, etc. es desigual y discriminatorio para las mujeres y que esta desigualdad se acentúa si analizamos el acceso de las mujeres a los ámbitos de poder político y económico.
A través de los significados culturales dotamos de sentido y de identidad (estado psicológico en el que se encuentra una persona cuando dice “soy un hombre” o “soy una mujer”) a cada género. No obstante, es perfectamente posible creer ser una mujer cuando se poseen los atributos biológicos del sexo masculino o viceversa. Este fenómeno se denomina transexualismo (se trata de personas que tienen la sensación de estar presas en un cuerpo equivocado).
Los individuos tenemos diversas identidades: por el género, la edad, color de piel, etnia, nacionalidad, clase social, religión… Estas características identitarias tienen más o menos relevancia según el contexto, pero podríamos decir sin miedo a equivocarnos que el género está siempre presente y resulta relevante para casi todo tipo de interacción.
El rol de género se refiere al aprendizaje, interiorización y puesta en práctica de las pautas de conducta sociales aceptadas que van asociadas a un determinado género.
La identidad de género y su rol evolucionan a lo largo de todo el ciclo vital, pero también se modifican y se transforman. Por lo tanto no se trata de algo rígido en el tiempo, sino de un proceso SIEMPRE abierto a los cambios que tienen lugar en el conjunto de la sociedad.
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